Los consejos de Mr. Daniel

Allá en Taboga me topé con un amigo que conocí la vez pasada, Mr. Daniel. Chateé dos veces con mi amigo, pero lastimosamente, a la tercera vez que traté de chatear con él, Mr. Daniel había muerto.

Todo empezó con la típica llegada a la isla en que mis panas empezaron por ofrecerme 1 ó 2 (ó 4) cervezas, para empezar. Pero claro, el amigo Daniel estaba en la casa y ya en la noche, me dijeron que quería hablar conmigo.

Mr. Daniel es muy buen amigo y en strike me dio muy buenos consejos. A medida que iba bebiendo me decía:

(Mr. Daniel)-Ryu, primero, vas a tomar otro poco de pintas.
(Ryu)-Sí, Mr. Daniel.
-Después, te vas con la gente a la disco, ¿OK?
-Sí, Mr. Daniel.
-Entonces, armas el Show de la Gorra Azul.
-No, Mr. Daniel. No puedo hacer eso hoy.
-Ryu, vas a hacer el Show de la Gorra Azul.
-Sí, Mr. Daniel.

Después de eso, aconsejado por Mr. Daniel, se formó el Show de la Gorra Azul en el Hard Rock Café de Taboga. Uno o dos fans tenían sus gorras también a la derecha (el lado oficial para participar del Show). Pues RyuBozo cantó, bailó, y en general entretuvo a sus amigos y amigas. A la gente como que le gustó el show. A tal punto que armamos un grupito de salsa y todo. Buen show. Mr. Daniel sabe lo que dice.

Ya de regreso a la casa, me volví a sentar con Mr. Daniel para chatear una vez más, acompañado esta vez de una Coca-Cola (sabe a Ice Cream Soda, lo juro).

(Mr. Daniel)-Ryu, te quedó muy bueno el show. Bien, sigue así.
(Ryu)-No, Mr. Daniel. Demasiadas pintas.
-Pero a la gente le gusta el show, Ryu.
-Ok, Mr. Daniel.
-Entonces, en la madrugada, cuando te despiertes, tranquilamente, coges un cuchillo de la cocina.
-¿Para qué, Mr. Daniel?
-Ryu, los que duermen en la sala serán los primeros en irse...
-Sí, Mr. Daniel.
-Ryu, no debes hacer ruido, ni dejar que ellos lo hagan... todavía van a faltar los otros cuartos...
-Está bien, Mr. Daniel.
-Ryu, entonces...
(Alguien que se coló)-¡¡¡Campeiiii!!!
-¡¡¡Campeiiii!!!
-¡¡¡¡¡Ryuuuuuuuuuu............!!!!!!!!!!!

El pobre Mr. Daniel no pudo seguir dándome instrucciones. Esos campei del dianche. Me sigo preguntado para qué era el cuchillo... bueno, no importa ya. Después de eso, al día siguiente, intenté hablar otra vez con Mr. Daniel. Al principio no quería, pero después de una sugerencia que me hicieron (buena consejera la niña), traté de comprar una Coca-Cola, pero no había, y compré Pepsi. Para mi sorpresa, al regresar a la casa Mr. Daniel no estaba por ningún lado, había sido cruelmente acribillado por otros en la casa que hasta lo sacaron a pasear, para darle muerte en las calles.

Bueno, espero poder invitar a Mr. Daniel a algún otro trip y tal vez me diga qué hacer con el cuchillo... Hasta la próxima Mr. Daniel, buen amigo y consejero...